Rosana Barragán Olarte, autora del artículo «El Eterno aprendizaje del Soma: Análisis de la Educación Somática y la comunicación del movimiento de la danza» su analiza el modo de motivar experiencia de movimiento en danza.
La autora detalla como principios somáticos de Técnica Alexander, Body-Mind Centering, Fundamentos de Bartenieff e Ideokinesis ayudan a que coreógrafos y maestros de danza agudicen su sentido cinestésico y con esa mayor y mejor percepción de sí mismos pueden transmitir mejor enseñanzas en el campo del movimiento y la danza.
Algunas impresiones de la autora son las siguientes:
«Cuando vivo verdaderamente mi propia cinestesia puedo provocar esos mismos estados de cuerpo–mente en el otro. Al poder percibirme a mí misma puedo percibir al otro. Es en el ser ‘observador’ donde radica la fortaleza del maestro o coreógrafo».
«quien dirige el movimiento parte de la propia experiencia y la observación para despertar en el otro su cinestesia, su mundo imaginario, su sentido del tacto y su recepción del lenguaje conceptual».
La autora afirma que cuando una persona pone en práctica los principios de inhibición y dirección de Técnica Alexander consigue que su cuerpo redirija la conciencia sobre sí y para ubicarla en un lugar de óptimo en dónde se es receptivo a la sugerencia de movimiento indicada por el maestro o coreógrafo. Asumiendo el proceso alexandriano como técnica madre, la autora propone un uso integrado de imágenes, tacto y lenguaje para optimizar la transmisión de conocimientos en danza.
Recomiendo la lectura íntegra del artículo, que lo podeís encontrar en pdf en el link
Rosana Barragán Olarte, autora del artículo «El Eterno aprendizaje del Soma: Análisis de la Educación Somática y la comunicación del movimiento de la danza» su analiza el modo de motivar experiencia de movimiento en danza.
La autora detalla como principios somáticos de Técnica Alexander, Body-Mind Centering, Fundamentos de Bartenieff e Ideokinesis ayudan a que coreógrafos y maestros de danza agudicen su sentido cinestésico y con esa mayor y mejor percepción de sí mismos pueden transmitir mejor enseñanzas en el campo del movimiento y la danza.
Algunas impresiones de la autora son las siguientes:
«Cuando vivo verdaderamente mi propia cinestesia puedo provocar esos mismos estados de cuerpo–mente en el otro. Al poder percibirme a mí misma puedo percibir al otro. Es en el ser ‘observador’ donde radica la fortaleza del maestro o coreógrafo».
«quien dirige el movimiento parte de la propia experiencia y la observación para despertar en el otro su cinestesia, su mundo imaginario, su sentido del tacto y su recepción del lenguaje conceptual».
La autora afirma que cuando una persona pone en práctica los principios de inhibición y dirección de Técnica Alexander consigue que su cuerpo redirija la conciencia sobre sí y para ubicarla en un lugar de óptimo en dónde se es receptivo a la sugerencia de movimiento indicada por el maestro o coreógrafo. Asumiendo el proceso alexandriano como técnica madre, la autora propone un uso integrado de imágenes, tacto y lenguaje para optimizar la transmisión de conocimientos en danza.
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